Lo que hasta no hace mucho era una simple predicción de los gurús económicos se está convirtiendo en una realidad más que palpable en los grandes círculos económicos. El fin del dinero tradicional ya no es un tabú para los grandes bancos centrales. Los sistemas basados en blockchain como Bitcoin y la rápida transformación digital que estamos viviendo no dejan demasiadas dudas al respecto: el efectivo será sustituido por la moneda digital.
Transformación digital y pago electrónico: la punta del iceberg
Uno de los síntomas en los que muchos expertos se apoyan para vaticinar el fin del dinero, «The end of cash era» como una vez tituló la publicación experta The Economist, es el aumento de las transacciones y los pagos realizados a través de medios electrónicos.
Los datos aquí no engañan. Cada vez se paga menos con efectivo, especialmente en los países desarrollados. Para consultar las cifras en las que muchos expertos se apoyan, basta con echar un vistazo a algunos de los datos recabados por la consultora McKinsey.
Según esta fuente, en los últimos 10 años, los pagos en efectivo en Reino Unido han pasado del 53 % al 25 %. En países como Francia, Alemania o Estados Unidos, las cifras son casi calcadas a las de los ingleses, por lo que no es exagerado hablar de una tendencia a nivel mundial que está modificando la forma en la que se paga.
Motivos para que se den estas cifras hay muchos. El auge del comercio electrónico, la disponibilidad de nuevos soportes con los que poder pagar como los smartphones o las plataformas de pago seguro tipo PayPal llevan a que cada vez se realicen más movimientos sin que intervenga el efectivo.
Es en esta dinámica donde cabe situar y preguntarse por las monedas digitales, un ámbito aún desconocido para una buena cantidad de usuarios, pero que gana interés y adeptos día tras día.
Las criptomonedas con más fuerza
El mundo de las monedas digitales ya tiene una serie de nombres propios que son bastante reconocibles. El auge de los sistemas de Tokem o la relevancia del ya popular bitcoin no dejan de ser situaciones muy significativas.
Tampoco dejan de aparecer nuevas monedas como cardano y otras más recientes, y es que el sector está en constante desarrollo.
Estas monedas se generan a través del sistema de blockchain, por lo que no cuentan con un organismo oficial que las emita ni que las controle. Aquí es donde está uno de sus grandes atractivos, pero también uno de los puntos más criticados por aquellos expertos que tienen un pensamiento más conservador sobre las nuevas formas de pago.
Muchos de los que apuestan de forma decidida por la implementación de las criptodivisas como forma de pago que acabe con el dinero en efectivo señalan definitivamente que su descentralización es uno de sus puntos a favor.
Eliminar a entidades bancarias intermediarias hace desaparecer una buena cantidad de comisiones y convierte al usuario en prácticamente su propio banquero. Pero esto también exige una nueva forma de comportarse con respecto al dinero.
Gestionar las monedas digitales o tokem exige un control sobre el e-wallet mucho mayor del que se tiene con una cuenta bancaria habitual. De ahí que muchos expertos señalen que, para dar el paso definitivo en el que las monedas digitales acaben con el dinero en efectivo, el usuario también debe cambiar para asumir mayores responsabilidades.
El interés de los organismos oficiales
Posiblemente, el aspecto que mejor indica un cambio de tendencia en torno al dinero en efectivo y a las monedas digitales sea el interés que están mostrando numerosos organismos oficiales.
Si hasta ahora monedas como cardano o bitcoin han nacido de iniciativas particulares o corporativas, como fue el caso del intento de Facebook por lanzar libra, parece que ahora son los propios bancos oficiales los que contemplan con interés esta nueva economía.
Y no hablamos de bancos de pequeños países. El propio Banco Central Europeo tiene ya un proyecto en marcha para poner en circulación el llamado euro digital. Ahora bien, este no viene a ser un sustituto de la moneda física que se usa en Europa, más bien se ha planteado como un complemento al dinero convencional que personas físicas y empresas podrán usar.
Pero los indicios son claros: incluso los bancos nacionales están empezando a entender que las divisas digitales son el futuro e incluso el presente. No solo está sucediendo en Europa, ya que países como Canadá están dejando de emitir algunas de sus monedas en un intento de que cada vez haya un menor volumen de dinero físico en circulación.
Para concluir, parece que el vaticinio de los expertos sobre el fin del dinero físico está hoy un poco más próximo. Las monedas obtenidas por blockchain, como es el caso de bitcoin, y el auge de los pagos electrónicos crearán sin duda un mundo con la menor cantidad de efectivo que nunca se haya visto.